Yema quemada
6 huevos
12 gr. maizena
3 gr. cremor tártaro o unas gotas de zumo de limón
300 gr. azúcar
80 gr. agua
Batir los huevos y reservar.
Mezclar maizena con cremor tártaro y reservar.
Poner en un cazo el agua y el azúcar y calentar hasta hacer un almíbar ¡ha de llegar a 112º! (se consigue aproximadamente después de unos 2 minutos).
Fuera del fuego, añadir el almíbar en hilo a las yemas y mezclar bien con barillas.
Añadir la maizena y mezclar bien con barillas.
Volver a poner al fuego sin dejar de batir hasta que espese, aproximadamente a los 85º (Ir retirando del fuego de tanto en tanto para que no se enganche).
Verter en una bandeja y tapar con film en contacto directo con la superficie.
Reservar varias horas en la nevera antes de usar.
Para quemar:
Una vez extendida sobre el bizcocho, rociar con azúcar moreno por encima y con un soplete ir quemando el azúcar, hasta que tener la base tostadita.
Otra opción (no muy recomendable):
Meter la capa de bizcocho de la tarta con la crema encima (no la tarta entera claro está) dentro del horno a potencia máxima a gratinar para que se queme el azúcar y con cuidado de que no esté mucho tiempo dentro para que no se reseque el bizcocho.
6 huevos
12 gr. maizena
3 gr. cremor tártaro o unas gotas de zumo de limón
300 gr. azúcar
80 gr. agua
Batir los huevos y reservar.
Mezclar maizena con cremor tártaro y reservar.
Poner en un cazo el agua y el azúcar y calentar hasta hacer un almíbar ¡ha de llegar a 112º! (se consigue aproximadamente después de unos 2 minutos).
Fuera del fuego, añadir el almíbar en hilo a las yemas y mezclar bien con barillas.
Añadir la maizena y mezclar bien con barillas.
Volver a poner al fuego sin dejar de batir hasta que espese, aproximadamente a los 85º (Ir retirando del fuego de tanto en tanto para que no se enganche).
Verter en una bandeja y tapar con film en contacto directo con la superficie.
Reservar varias horas en la nevera antes de usar.
Para quemar:
Una vez extendida sobre el bizcocho, rociar con azúcar moreno por encima y con un soplete ir quemando el azúcar, hasta que tener la base tostadita.
Otra opción (no muy recomendable):
Meter la capa de bizcocho de la tarta con la crema encima (no la tarta entera claro está) dentro del horno a potencia máxima a gratinar para que se queme el azúcar y con cuidado de que no esté mucho tiempo dentro para que no se reseque el bizcocho.